Otra magnífica nota periodística, ahora a cargo de Martín Moreno en Excelsior, publicada hoy (muchas gracias al lector que me avisó).
La historia se pone cada vez mejor: resulta que no ha sido solamente la Auditoría Superior de la Federación quien ha encontrado irregularidades en la manera como el INMEGEN estuvo construyendo su edificio. No, señoras y señores, la construcción también fué auditada por el Órgano Interno de Control de la Secretaría de Salud (OICSS) y tampoco a ellos les gustó lo que encontraron. Y luego hubo una tercera auditoría, ordenada por el Secretario de Salud, a cargo de una empresa privada, Lorsa. Y también la reprobaron.
Los hallazgos de cada una están enlistados en la nota de la que hablamos y son escandalosos: millones y millones, obra pagada en demasía, omisión de reintegro de recursos, pagos improcedentes, por favor no se lo pierdan. Y la conclusión es ineludible: hubo un manejo irresponsable en los recursos destinados a la construcción de la sede del Instituto.
No logro decidir cuál frase me gusta más: "No se puede hablar de avances integrales cuando el proyecto de investigación está ligado a irregularidades, abusos al erario y corrupción" o "A ver si lo investigan".
Ahora, en cuanto a si el genoma de los mexicanos trae ya instalada la corrupción, pues yo sinceramente espero que no. Que lo que pasa es que estas gentes tienen por ahí unas mutaciones, pero la mayor parte de la población somos gente decente. El cartón de Paco Calderón, de donde tomé la viñeta de arriba, reflexiona mejor sobre el asunto.
Nos estamos leyendo.
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